21 jun 2012

Gritos desde el alma

Sigo viendo hacia el horizonte, esperando ver Su luz resplandecer en cualquier momento. Mientras tanto, el gris oscuro ocupa los cielos; tan ajenos se sienten, tan distantes que hacen a uno sentirse vacío. Sigo esperando Su rostro cada día a cada hora, mientras pasan los minutos bajo un sol que sale y se pone, como si nada extraño ocurriese, cual hombre ciego y sordo transitando por un mundo sin sentido aparente, ignorando todo lo que lo rodea, indiferente de lo que pueda eventualmente importar o no.


Todo parece quieto, seguir su curso sin desviarse en un mundo irredibible en el cual la oscuridad abarca cada vez mas espacio. Todo menos mi alma, que implora a gritos que se quite ahora mismo ese paño opaco que impide a la luz penetrar en este mundo con total plenitud. Mi alma, que no puede tolerar un segundo mas de este exilio insufrible, interminable. ¿Cómo permanecer inmune ante semejante situación? Cada segundo es un centímetro mas que se hunde el puñal en mi pecho, un metro mas que me alejo de mi hogar, un kilómetro que me aparto de mi destino.

¿Cuánto mas durará este sufrimiento? Es difícil tolerar el dolor, es sentir que pierdo mis fuerzas en pequeñeces y no en perseguir mi destino, que estoy desperdiciando mi vida tan lejos de Su presencia. Siento que por mas acercamiento que logre nunca podré llenar mi vacío, tras ver el mérito de nuestros ancestros; Cuán lejos estoy del menos elevado de ellos!

Mientras los días pasan a mi lado sin iluminar lo que mi ser necesita, las noches recuerdan el escarmiento por mis pecados. Mi situación, no es mas que mi decisión. Mi presente es mi elección, de mi depende el poder cambiar el curso de las cosas. Debo entonces recomponerme, no esperar mas. Si no llega Lo buscaré, perseguiré Su luz, escribiré Su palabra en mi alma de modo que quede irreversiblemente marcada y me lo recuerde en cada momento. Para que cuando vea el cielo gris, encuentre ese ápice de luz a lo lejos. Para que todas las noches, cuando mi cabeza me juegue una mala pasada, pueda escuchar Su voz diciendo "No te alejes, no Me dejes! ; Cada segundo es en realidad uno menos, cada instante Nos acerca!"

No estoy solo, ni sufro en vano. Mi presente es también el de mis hermanos, es una consecuencia. Debo escuchar también los gritos de sus almas, para que juntos nos unamos como una sola esencia que reclama su libertad, lo único que realmente importa. Para poder sentirme en casa, poder ver Su rostro, debo unirme a su reclamo y no hacerlo solo.

El lo dijo, y Su palabra es Eterna y es Verdad. Como está dicho, está también escrito, ocurrirá cuando Su voluntad lo apruebe. Es este entonces mi destino, mi deber. Deberemos buscarlo, así nos fue encomendado. Deberé ser meritorio para poder exigir, encontrar en las enseñanzas de nuestro pasado las herramientas para poder crecer y elevamre, para poder ver entonces mi verdadero destino. Para así, entonces, sentir que nos acercamos cada instante, en cada situación, que las pequeñeces también nos aproximan si las concretamos bajo Su manto de luz, mucho mas de lo que podemos imaginar.
Para cuando llegue, deberé estar listo. Hasta ese instante, ese minuto, ese segundo, lo seguiré buscando con cuerpo, mente y alma.

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